.

.

jueves, 24 de octubre de 2013

¿De verdad ves lo que ves?


“Tengo una visión simple de la vida:
mantener los ojos abiertos y continuar.”
Laurence Olivier
(Director de cine británico)


A simple vista, unos percibirán en esta imagen, dos personas mayores cara a cara, otros observarán con más detenimiento y apreciarán otras cosas como una copa, una mujer soportando en su cabeza una especie de cántaro, un hombre con bigote tocando la guitarra con un sombrero mejicano, una copa, una señorita asomada a una ventana…

En realidad: ¿Cómo son las cosas?, ¿Cómo las percibimos?, ¿Cómo la perciben los demás?,  ¿Existe una única manera de ver las cosas?

Si analizamos la forma con la que observamos el espacio, el objeto, la realidad que nos rodea... entenderemos que juega un papel muy importante la intención con la que se mira, la forma de sentir lo que vemos, la postura que adoptamos ante una situación…, es así como formamos nuestro punto de vista particular, que a cada uno nos caracteriza como persona.

Pero, ¿Crees que tú punto de vista siempre es el correcto? 

En numerosas ocasiones nos encerramos en sí mismo y creemos que lo nuestro es lo mejor, lo correcto, desechando el punto de vista contrario, al considerarlo poco acertado y provocando que caigamos constantemente en el error.

Para crecer como personas, necesitamos valorar y considerar las cosas desde otro punto de vista. Un punto de vista nuevo, diferente, que nos haga ver si estamos en lo cierto o en lo erróneo y pero sobre todo que permita analizar el ¿por qué?. Pues desde nuestro punto de vista, nunca podremos ver el todo, solo apreciaremos una parte internamente es la que consideramos la correcta. Es la parte en la que nos refugiamos y nos cegamos, hasta tal punto de creernos, nuestra propia mentira.

Tenemos que aprender a valorar distintos puntos de vista. En unos casos estaremos en lo cierto, en otros no. Al escuchar otras opiniones, observaremos que unas nos servirán, otras nos ayudarán y otras se las llevará el viento. Lo importante es no caer en la trampa, muchas veces no vemos más allá que nuestra realidad creada, esto incita a errores y a fallos.

      A veces, no miramos a nadie más que a uno mismo, provocando que en muchos casos se pierdan las cosas, incluido el amor...